Se poblaron de silencios,
sus cuerpos fueron amargas
tumbas de costumbres
y compromisos.
Su mundo se redujo al abandono,
gozaron copulando con la fría
soledad alargando a cualquier
precio su orgasmo aunque supiera
a derrota.
Debilitaron su amor con pequeños
descuidos arrastrándose a la enfermedad
y la pobreza…
Esperaron juntos,
hasta que la muerte los separó.
lunes, 2 de noviembre de 2009
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¡Qué triste!
ResponderEliminarAunque real como la vida misma,no se puede uno descuidar............buenos días........
Gracias por tu visita, Emilio. Ya veo que te multiplicas a la hora de bloguear, o como se diga. Eso que se ganan los que te siguen, o los que te seguimos, que ahora yo también espero hacerlo.
ResponderEliminarAsí no te pueblas de silencios...
Me alegra que reaparezcas, ya que antes yo no estaba. Y a ver qué tal...
Toda vela se consume. Unas con mucha luz y rápidamente. Otras con pábilo débil y asi eterno.
ResponderEliminarMe alegro de tu vuelta, compañero. Espero que sea duradera.
SALUDOS DESDE LA TABERNA DEL CRÁPULA.
La muerte...siempre haciendose presente, inevitablemente, para dejarnos un espacio de tiempo intermedio, que nos obliga a seguir en la espera, pero ella jamás podrá llevarse la esencia de lo vivido, las emociones, los sueños y el amor, que quedará aferrado al pétalo de alguna flor, renaciendo con cada nuevo amanecer...
ResponderEliminarDelicioso poeta, un placer...
Un cálido abrazo, cariños
Debilitaron su amor con pequeños
ResponderEliminardescuidos arrastrándose a la enfermedad
y la pobreza…
Es tan crudamente real y diría hasta común que duele asentirlo.
La muerte los separa pero no arranca nada de lo sentido, lo descuidado o lo que se hizo sentir...poema ue abre reflexiones.
Siempre esencia.