Te busqué entre la multitud,
por espacios abiertos y
calles desiertas.
No estabas ahí,
pero hallé pruebas
suficientes de tu existencia
conviviendo entre cazadores
que celosos intentaron apresar tu sombra,
rastreé las aceras y caminos
seducidos por tus pasos
para saber la dirección que debía tomar,
hice algunas averiguaciones
acerca de tu belleza.
Con disciplinada ternura
exigí por derecho propio la misión
de guardar tu tacto
como un centinela que protege
el aposento de su reina.
¿Sería posible descifrar tu cuerpo
a través de mis huellas dactilares?
y, si fuera así,
¿reconocerán entonces tus poros
la entrega de mi amor?
miércoles, 15 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Claro que sí.
ResponderEliminarEsto del amor es como la fe, se cree o no se cree sin más.........
Las explicaciones y las preguntas no sirven de nada...........
¡Pero que cosas más bonitas le dices al amor!
Mua, mua............besos que soplo en la distancia..........
Muy bueno, muy original. me ha parecido muy ingenioso tu "poema-informe de detective"
ResponderEliminarY ese final...
para decir eso de la cocacola que dices tú.
qué cabronazo eres, poeta
Un abrazo
Joan
Me gusta el ambiente depredativo que le encuentro al poema, mezclado por otra parte con dignidades reales. Por una parte el animal que rastrea, por la otra que eleva a las más altas distinciones.
ResponderEliminarMe gusta me gusta, socio.