Hay paraísos
encerrados en su tacto,
bendita su belleza
que recoge mí corazón
de las ruinas del mundo.
Oh mujer,
álzame del dolor
rompiendo las cadenas
que el pánico de los días forjó en mí
y condúceme hasta el trono de tu cadera
para deshonrar dulcemente
tu misericordiosa morada
purificando los días que me quedan.
viernes, 9 de enero de 2009
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Bravo.
ResponderEliminarBueno de cojones.
Un fuerte abrazo
Joan
excelente compadre, así se hace...
ResponderEliminarun abrazo
Me ha encantado Emilio.
ResponderEliminarVoy a suscribirme a este blog también.
Un beso
¡Bien, bien, bien!
ResponderEliminarEste es supermayestático, jajaja
Me está gustando los derroteros que está tomando este blog.
Como dice Claudieta, creo que acabaré enlazándolo también. (Y mira procuro ser muy selectivo, porque si no, saturo el blog, jaja)
Me gusta tu tono oscuro/adorador/sacrílego, jajaja (que es el mismo que el mío)
Abrazos, fiera.