No la busquéis
entre amantes orgullosas
de susurrantes curvas ofreciéndose al amor
complaciente en suaves nidos de terciopelo.
No la hallaréis subastando gentilmente
pequeñas limosnas de su belleza
a los asesinos de su honor
en imaginarios paraísos de pasión.
Ella, cálida luz en el cielo herido de mis días
desciende como una seductora visión
para entregarme con adorable disciplina
los claros y oscuros brotes de su cuerpo.
sábado, 24 de enero de 2009
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Dios........Emilio
ResponderEliminarUn poquito de porfavor que vengo de Oscuro oficio......
No se puede cambiar de registro tan rápidamente.
Eres un poeta para el amor, ¡manque te pese!
Un guauuuu mua mua
Me encantó este poema, Emilio. Te conocía poco esta veta... Y realmente, tenés talento.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!!!